A veces, se muestran irreflexivos, se angustian, o entran el pánico. Por eso, su conducta resulta algo extraña y muchas veces "desconcertante". Podemos plantearnos el "porqué" de todo esto:
La angustia: Ya hemos visto que gran parte de los cambios que se dan en el adolescente (los cambios corporales y sociales) tienen un denominador común en cuanto a consecuencias: les provoca angustia. La angustia es uno de los fenómenos más frecuentes en el adolescente. Esta angustia a veces se expresa en forma de miedos, o de sentimientos de extrañeza, o en "nostalgias". Otras veces se elabora en forma de rebeldía, de depresión, de soledad... etc.
La inseguridad: Junto a la angustia, e inseparable de ella, surge la inseguridad. El adolescente se nota incierto ante sí y ante lo que le rodea, por eso es ambivalente frente a la mayoría de las cosas.
La introversión: La inseguridad y la angustia, unidas a su capacidad de conceptualización, conducen al adolescente a un "meterse en sí mismo". Se vuelve introvertido y se plantea una serie de cuestiones acerca de él mismo: ¿Quién soy yo?, ¿qué quiero?, ¿adónde voy? No le resulta fácil contestarse: no se comprende a sí mismo y por eso piensa que los demás tampoco le comprenden. Esto lo desanima, duda de sí, se siente inseguro y todo ello contribuye a que se aísle (se "encierra en su habitación"... etc.).
Mecanismos de defensa: Los mecanismos de defensa más frecuentes utilizados por el adolescente y que explican alguna de las conductas que observamos en ellos, son:
- La fantasía: el "soñar despierto" imaginándose grandes, queridos, admirados...
- La sublimación: no sabe cómo enfrentarse con situaciones concretas.
- La intelectualización: se sumergen en divagaciones y explicaciones para todo.
- El ascetismo: deseo de "poder" y así sentirse "controladores" de lo que les desconcierta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario